El estado de ánimo es un estado sentimental, agradable o desagradable, que acompaña a una idea o situación y se mantiene por algún tiempo.
A diferencia de las emociones, como el miedo, tristeza, alegría, un estado de ánimo es menos intenso, más duradero (puede durar horas o días), y menos específico. Esta condicionado por factores ambientales y personales, es ahí donde nuestro cerebro juega un rol muy importante, mediante la secreción de neurotransmisores, es decir sustancias químicas que se encargan de trasmitir señales de nuestro cerebro al resto de nuestro cuerpo, intervienen en generar placer, mejorar nuestra memoria, concentración, brindar bienestar y felicidad entre otras funciones.
Esta comprobado que la alimentación repercute directamente en nuestro estado de ánimo, la conexión entre la alimentación y las emociones surge de una estrecha relación entre nuestro cerebro e intestino, mejor conocido como “nuestro segundo cerebro”.
Diversas investigaciones han encontrado que ciertos componentes de los alimentos nos van a ayudar a inducir el sueño, generar sensación de alegría y bienestar, así como combatir la depresión y el estrés al que estamos expuestos día a día, sin embargo, también existen ciertos alimentos que pueden provocar el efecto contrario en el cerebro, provocándonos negatividad y mal humor, por lo que es mejor evitarlos o reducir al máximo su consumo.
El triptófano es uno de los componentes que favorecerán nuestro estado de ánimo, esta sustancia es un aminoácido precursor de la serotonina, la famosa “hormona de la felicidad”, lo podemos encontrar en alimentos como: pavo, pollo, huevo, lentejas, pescados, oleaginosas (nueces, almendras, pistaches, semillas de girasol y calabaza).
Otro neurotransmisor implicado es la dopamina, la que se encargará de brindarnos una sensación de placer y bienestar, su precursor es un aminoácido denominado tirosina, la cual vamos a encontrar en alimentos como almendras, aguacate, plátano, huevo, pescado y semillas.
El ácido fólico o vitamina B9, también favorece la producción de dopamina, esta vitamina, se encuentra en alimentos como vegetales de hoja verde obscura, leguminosas como: frijoles, lentejas, garbanzos, avena, almendras, higos, aguacate.
La vitamina D, regula la conversión de triptófano a serotonina, además de obtenerla a partir de baños de sol, la podemos encontrar en alimentos como: sardinas, salmón, atún, camarón, semillas de girasol, huevo y hongos especialmente el cordycep.
Magnesio, este mineral participa en más de 350 funciones de nuestro cuerpo, desde el funcionamiento óptimo de nuestros músculos y nervios, promueve una adecuada función cardiovascular, fortalece nuestro sistema de defensas, etc. Sin embargo, su deficiencia puede repercutir en nuestro estado de ánimo, generando síntomas similares a la depresión y ansiedad, lo podemos encontrar en alimentos como: almendras, nueces de la India, espinacas, vegetales de hoja verde, camote, plátano y uno de nuestros alimentos favoritos: el chocolate amargo.
Ácidos grasos como omega tres, nuestro cerebro esta compuesto hasta en un 60% por grasa, es por ello que es fundamental incluirla como parte de nuestra dieta, las cuales van a renovar y restaurar neuronas, favoreciendo nuestro estado de ánimo, dichas grasas las podemos encontrar en pescado como: la macarella, salmón, chía, linaza, semillas de cáñamo y oleaginosas.
Recientes investigaciones han encontrado que en nuestra microbiota, anteriormente denominada flora intestinal, existen millones de microorganismos benéficos que viven en nuestro tracto intestinal, que favorecen nuestro estado de ánimo, es por ello que se aconseja incluir el consumo de alimentos fermentados a nuestra dieta, tal es el caso del kéfir, kombucha, kimchi, chucrut y vegetales encurtidos. Es recomendable rotarlos diario o semanalmente con la finalidad de obtener sus múltiples beneficios.
Es frecuente que cuando tenemos angustia, tristeza o mal humor busquemos alimentos ultraprocesados, llenos de azúcares y grasas que nos proporcionarán una sensación de alivio inmediato, la cual tendrá una duración corta porque cesa en cuanto la insulina (hormona encargada de regularizar los niveles de azúcar en sangre) ha bajado el azúcar en sangre. Después de esto, necesitamos volver a ingerir este tipo de alimentos para conseguir la misma sensación de placer y bienestar, o bien, pasamos a un estado de culpa y malestar emocional.
Así mismo, estos alimentos serán causantes de inflamación celular, la cual favorecerá una mayor permeabilidad intestinal, es decir un estado de inflamación crónico que permite el paso al torrente sanguíneo de virus, parásitos, bacterias, proteínas mal digeridas etc., generando inflamación sistémica lo que afectará nuestro cerebro y por ende nuestro estado de ánimo, promoviendo síntomas asociados a la depresión, fatiga, irritabilidad e incluso disminuyendo nuestro sistema de defensas.
Debemos de convertirnos en comedores intuitivos, es decir tomando decisiones inteligentes en cuanto a nuestra alimentación es por ello que debemos de recurrir a una alimentación antiinflamatoria, donde un 50% de nuestro plato sea a base de frutas y verduras y rotando tus alimentos, haciendo de tu plato un arcoíris, es importante incluir proteínas libres de grasa, de preferencia orgánicas y de libre pastoreo, tal es el caso de pollo, pescado, pavo, grasas saludables como aguacate, aceite de oliva, semillas, aceitunas e incluyendo alimentos fermentados por lo menos una vez al día, así como súper alimentos como: cúrcuma, jengibre, cacao, los cuales nos llenarán de nutrientes y aumentarán nuestras defensas.