Las mitocondrias son estructuras especializadas que se encuentran en las células. Participan en muchos procesos celulares, pero su función más importante es la producción de energía.
La formación de energía se lleva a cabo por medio de una molécula llamada ATP (del trifosfato de adenosina) y el proceso se llama respiración celular. Debido a que las mitocondrias generan alrededor del 90% de todo el ATP producido en nuestro cuerpo, se las conoce como «la fuente de energía de la célula».
Cuando las mitocondrias funcionan de manera óptima, las células se alimentan de manera eficiente y las vías biológicas funcionan sin problemas. Pero cuando las mitocondrias son disfuncionales, comienzan a acumular daños y los procesos celulares comienzan a interrumpirse gradualmente. La disfunción mitocondrial causada por la acumulación de daño es en realidad una de las características del envejecimiento prematuro.
¿Por qué es importante estimular las mitocondrias?
Las disfunciones en los mecanismos de producción de ATP en nuestras mitocondrias, particularmente en una vía llamada cadena de transporte de electrones, aumentan la producción de subproductos llamados especies reactivas de oxígeno (ROS) que pueden dañar las mitocondrias en altas concentraciones. La disfunción mitocondrial crea una bola de nieve de daño que puede crecer gradualmente para afectar todos los procesos biológicos de nuestro cuerpo.
Esto sucede de forma natural con la edad, pero mejorar la función mitocondrial, su eficacia en la generación de energía y su capacidad para evitar o reparar daños a su maquinaria bioquímica puede contribuir a un proceso de envejecimiento más saludable.
¿Cómo mejorar la función de las mitocondrias?